Atendiendo a la reiterada petición de las
autoridades navales de Brasil, en su reunión periódica sobre asuntos de Defensa
con el ministro del sector, Celso Amorím, la primer mandataria brasileña
ha autorizado la creación de una comisión que evalúe a la brevedad la
instalación de la segunda escuadra naval brasileña, en la región norte, lo más
cerca posible del área amazónica, cuya entrada y salida de buques, junto a las
potenciales riquezas en hidrocarburos en lo que hace al Atlántico
subecuatorial, exigirá una fuerte custodia en un futuro próximo.
Las posibilidades geográficas se consideran entre
el estado de Maranhão, también sede de la principal plataforma de lanzamientos
aeroespaciales sudamericana, y la capital de Pará, Belém, que ya posee
importantes bases aéreas y navales (Val de Cães), con apreciable capacidad
industrial, inclusive para terceros.
La decisión ha caído internamente con una mezcla de simpatía y
esceptiscismo, ya que la escuadra actual ha tenido ultimamente tantas
dificultades, desde retrasos en programas por falta de rubros, hasta
canibalización de fragatas para cumplir con los compromisos en Líbano (UNIFIL)
adonde se envió la "União", que el cumplimiento de objetivos
tecnológicos y operacionales se ha hecho algo más esquivo recientemente.
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