Tuesday, December 14, 2010

Colombian ex-soldiers train Mexican cartel

El adiestramiento que La Familia Michoacana da a sus nuevos cuadros es ponerlos a prueba, torturando, ejecutando, decapitando y destazando a personas para que “le pierdan el miedo a la sangre”.
Quienes están enrolados en este grupo criminal no sólo son mexicanos, en sus filas hay también guatemaltecos y salvadoreños. Todos han sido formados con dogma religioso y militar, el cual inicia con un “retiro” de tres a seis meses en la sierra, donde son capacitados por ex miembros de las fuerzas especiales de Colombia y México.
Informes de inteligencia de los gobiernos de Estados Unidos y México, en poder de La Razón, revelan que también son capacitados en el manejo de todo tipo de armas de fuego, largas y cortas.
Dichas personas, en su mayoría jóvenes adictos “rescatados” de centros de tratamiento, son también sometidos a castigos que van de los golpes con tablas hasta la muerte por desobedecer las órdenes de los líderes. A cambio, reciben sueldos que van de ocho mil a 30 mil pesos al mes, dependiendo del nivel, destaca el informe del gobierno de México, elaborado con testimonios de integrantes del grupo que fueron detenidos. Tal es el caso de Rafael Cedeño Hernández, El Cede, ideólogo de La Familia, detenido el 18 de abril de 2009.
El uso de la violencia, al interior y exterior, sirve para intimidar a los rivales, ampliar la práctica de operaciones ilícitas y forzar el cobijo social. Además, tiene un mensaje mediático para posicionarse favorablemente en la opinión pública. “Usa el producto lucrativo de la venta de las drogas para alimentar la idea de que son como Robin Hood, roban a los ricos para darle a los pobres… creen estar haciendo la obra de Dios”, dice la Agencia Antidrogas de EU (DEA, por sus siglas en inglés).
La SSP federal de México destaca que La Familia Michoacana fundamenta su operación en el impulso a las adicciones, a fin de tener mercado de consumo.
Igualmente busca la protección institucional mediante corrupción, así como infiltrarse en partidos políticos, instituciones de procuración de justicia y de seguridad pública. De hecho, este grupo cuenta con el apoyo de comandantes de la policía que les permiten el uso de patrullas, frecuencias de radio y uniformes. La evidencia de esto se logró con la detención de Miguel Ortiz Miranda, El Tyson, un policía municipal que organizó el rescate de Arnoldo Rueda Medina, El Minsa, uno de los líderes del grupo en julio pasado.
Su operación y organización está ligada a un arraigo regional, aunque sus operaciones se extienden a Guerrero, Guanajuato, Jalisco y el Estado de México, principalmente.
El gobierno de México concluye que este grupo tiene un doble discurso: se proclaman como protectores de los derechos de los michoacanos pero al mismo tiempo los secuestran, extorsionan y asesinan.
En México, tan sólo la Policía Federal (PF) ha detenido a 580 de sus integrantes, de los cuales 41 son líderes, 423 están relacionados por delitos contra la salud y 157 por secuestros y extorsión.
En EU, la PF advierte que La Familia tiene presencia en 19 estados. En aquel país han sido detenidos, en distintas acciones, 324 integrantes del grupo.
Este es un extracto del documento de la SSP federal sobre La Familia Michoacana.


 

 

 

 

 

Marchan en Apatzingán

Una marcha por la paz, convocada por el alcalde perredista de Apatzingán, Genaro Guízar, se convirtió ayer en una movilización de apoyo a La Familia Michoacana y su recién abatido líder, Nazario Moreno, El Chayo. “Nazario vive en nuestros corazones” y “Viva la Familia Michoacana”, eran los textos que se pudieron leer en algunas pancartas que sacaron los asistentes a la movilización de la cual, al final, se deslindó Guízar. Esta movilización es la tercera en su tipo desde el pasado miércoles y jueves, cuando La Familia Michoacana convirtió al estado en una verdadera zona de guerra para defender a su líder, El Chayo. Por David Saúl Vela

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